Otra reflexión, escrita porque sí, arácnidos, y el recuerdo de José Luis
Mucha escritura personal estoy poniendo últimamente por aquí. Empezó como un proyecto personalísimo, instalado en local, para experimentar con las posibilidades de emplear categorías y etiquetas para organizar mi propia documentación y, de paso, aprender algo de WordPress sobre la marcha.
Soyunignorante y la influencia de José Luis
Cuando empecé a asistir a meetups, como la de Pontevedra, me empecé a sentir estúpido, un ignorante. Así que aquel proyecto personalísimo se llamó soyunignorante.lan.
Me hizo gracia. Le hice una foto a la pantalla y se la envíé a José Luis.
Pocos minutos después, me mandaba la captura de pantalla de que había registrado los dominios soyunignorante.es y soyunignorante.com y que me dejaba un espacio en su alojamiento para que publicase el blog. Me acojoné.
— Tío, ¿qué coño voy a publicar yo nada si no sé de nada?
— ¡Anda, coño! ¡Seguro que algo sabes! ¡No sé qué coño os pasa a todos que creéis que no sabéis nada cuando sabéis un montón!
— Joder, José Luis, ¡que voy a las meetups y me siento la última mierda! ¡Que monté esta chorrada para hacer una prueba!
— Pues… Ahora tienes el dominio y un alojamiento… ¡Tú sabrás qué haces!
Creo que fue entonces cuando me contó su experiencia, su epifanía, en una conversación, si mal no recuerdo, con Fernando Tellado.
José Luis, en una conversación con éste, también le comentaba que él no sabía nada, que a ver en qué iba a poder, él, colaborar en el foro de soporte de WordPress. Fernando, me contaba, le respondio algo como:
—Vamos a ver, José Luis, ¿tú sabes instalar un WordPress?
— Sí, eso sí. Pero poco más.
— Pues hay gente que no sabe, y les puedes ayudar.
Poco tiempo después, era difícil no entrar al foro de soporte y no encontrar algún debate en el que no hubiese aportado algo… En ocasiones, algún latigazo.
Así que, me convenció. Empecé a migrar contenido de un blog antiguo y a escribir algunos de mis aprendizajes o descubrimientos para tenerlos a mano. El saber que era público, también me forzó a realizar una escritura un poco más explicativa, queriendo creer que, como yo, alguien más podría sacar provecho de aquellos apuntes.
Ayer, este hombre, y amigo, que fue José Luis, hubiera cumplido 60 años, si mal no calculo… ¡Felicidades, José Luis!
En realidad, yo venía a hablar de solífugos, amblipigios y pensamientos intrusivos
El mundo de los arácnidos es muy interesante y variado. Aparte de arañas y escorpiones, que todos conocemos, y a algunos nos dan repelús, hay otros bichejos que, conociéndolos son increíblemente aterradores. Quizá más que sus parientes más conocidos. Para mí, resultan especialmente monstuosos los amblipigios y los solífugos, ambos bastante difíciles de encontrar por sus costumbres nocturnas. Y lo que me resulta aterrador son las proporciones grotescas y exageradas de sus herramientas de caza. (Por aquí dejo la fotico de un solífugo sonriente.)
Y es que me encontraba discutiendo con alguien acerca de cómo, cuando hace sol, suelo estar animado; cuando se nubla, suelo estar soñoliento; con lluvia, suelo estar dándole vueltas a la cabeza, decaído; y como, esos días de temporal, de tormentas, esos días oscuros, se generan ideas, pensamientos y sensaciones extremos, terriblemente destructivos. Mi mente, suele traer ideas, sentimientos, pensamientos, preocupaciones, que, cualquier día soleado están en un plano de pensamiento muy secundario, ocultos y prácticamente olvidados, a un primer plano. Los convierte en una especie de imagen fija delante de mis ojos que me dificultan enormemente, en bastantes ocasiones, el poder realizar las tareas más simples del día y me convierte en un amargado indigno de estar en este mundo. (También la foto de su primo Amblipigio, después de una noche de fiesta)
Entonces, me vinieron a la cabeza estos bichejos, que se ocultan del sol, pero perturban a sus víctimas con su presencia aterradora amparados por la oscuridad. Y pensé: «pensamientos terribles, monstruosos, temibles, que se esconden cuando hace sol… ¡¡Solífugos!!». Y me ha gustado el nombre, por lo que significa, y el concepto, por lo que representa: un depredador aterrador, que rehuye del sol.
Y una reflexión final
O quizá una declaración de intenciones… Me he acostumbrado a escribir reflexiones que se me escurren por la cabeza y, a veces, me apetece compartirlas, aunque a ti te den igual. El blog es mío y me lo… escribo lo que quiero.
Posiblemente, las entradas técnicas que solía hacer las vaya volcando en un futuro blog en plecaweb.es. Me parece más acorde y útil de cara, también, aumentar la visibilidad de aquella web.
¡Y ya está! Felicidades, José Luis, estés donde estés, y gracias por imponerme esto de tener un blog. Hoy está un poco nublado, pero a mis solífugos aún no les ha dado por salir, así que bien.
Y, a ti que lees esto, si es que has llegado hasta aquí, ¿también suelen acecharte los solífugos cuando cambia el tiempo? Sí que me gustaría saberlo.
¡Un abrazo!
60 tacos que iba a hacer el tipo. Anda que no hubiera podido traerse restos de pizza de Turín. Sigue con tus reflexiones. Pero deja los bichos, parfavar.
Me da a mí, Juan, que te vas enganchando a a mis desvaríos; que ya empiezas la semana pensando «¿escribirá algo esta semana? ¿qué narices se le ocurrirá escribir esta vez?».
Pues confirmarte que no hay un plan. Que va así, según se me ocurre a cada momento.